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Las buenas prácticas de resiliencia de MUDECI (México)

Sembradoras de Esperanza: Huertos urbanos para la seguridad alimentaria y la resiliencia comunitaria” es una de las mejores prácticas de resiliencia desarrolladas por la organización Mujeres, Democracia y Ciudadanía A.C. (MUDECI), una de las integrantes de la Plataforma Feminista por la Tierra y Territorios (FLP).

MUDECI es una asociación civil mexicana sin fines de lucro, integrada desde el 2013 por mujeres de base con amplia experiencia en trabajo territorial y en el activismo civil. Su misión es asegurar el reconocimiento público para el liderazgo de grupos organizados de mujeres de base en el territorio como agentes de cambio y posicionar a sus organizaciones locales lideradas por mujeres como fuerzas impulsoras en el establecimiento de la agenda pública y la responsabilidad política.

La FLP mapeó algunas de las mejores prácticas de nuestras organizaciones-miembro para que otras comunidades y organizaciones puedan aprender y adaptar herramientas y estrategias a sus realidades locales. En este artículo hablaremos de esta que es una de las prácticas inspiradoras desarrolladas en México por MUDECI.

Este texto es parte de una serie de publicaciones que detallan las buenas prácticas de cada organización que compone la FLP. ¡Consulta nuestro blog para conocer las demás!

Centro de formación en agricultura urbana

Ecatepec, ubicado en las afueras de la Ciudad de México, es un municipio mayoritariamente urbano marcado por la migración interna en el país. En los años 60 y 70 la municipalidad fue fuertemente ocupada por comunidades rurales que buscaban mejores condiciones de vida. Dado que las habitantes originales se dedicaban al cultivo del arroz, se mantiene la tradición de cultivarlo en huertos de traspatio.

Es allí donde MUDECI desarrolla, desde mayo de 2022, un centro de formación en agricultura urbana con el objetivo de enseñar a la población local a cultivar huertos caseros para autoconsumo.

Los huertos urbanos en los patios fueron vistos por MUDECI como una oportunidad para reducir la inseguridad alimentaria en la que se encontraban muchas personas, especialmente aquellas que perdieron sus medios de vida durante la pandemia de COVID 19. De esta manera, pueden tener acceso a alimentos orgánicos y también vender o compartir el excedente de su producción con sus vecinos.

El desarrollo y mantenimiento de huertos urbanos responde a varias necesidades contemporáneas, como el fortalecimiento comunitario, la mejora del paisaje, la habitabilidad urbana, el ocio, la educación ambiental, el uso del agua de la lluvia y la apropiación de los espacios públicos.

También surge del entendimiento de que el derecho a la tierra es clave para preservar los diversos sistemas alimentarios locales, donde el consumo está menos mercantilizado y se valoran los conocimientos y prácticas alimentarias tradicionales.

Este proyecto es resultado del intercambio de experiencias entre mujeres de base de México y Nicaragua y compañeras de base de Toluca, Tejupilco, Estado de México y Jojutla Morelos.

El poder transformador de los huertos urbanos

“Nuestra iniciativa ha contribuido al fortalecimiento de la agricultura urbana como una alternativa viable para la producción de alimentos en espacios reducidos”, dice Elsa María Arroyo Hernández, coordinadora general de MUDECI.

La organización viene logrando un impacto positivo en la comunidad a través de sus diferentes iniciativas, como el proyecto de huertos urbanos, un comedor comunitario, el Huerto Escuela Paulo Freire y la comercialización de productos locales.

Según Hernández, estas iniciativas han contribuido a mejorar la seguridad alimentaria, empoderar a las mujeres, fortalecer la economía local y promover la agricultura urbana y la agroecología. Las mujeres han asumido roles de liderazgo en la planificación e implementación de iniciativas de resiliencia climática.

Las comunidades han diversificado los cultivos que siembran para reducir la dependencia de cultivos sensibles al clima. Se han implementado prácticas agroecológicas como la captura de agua de lluvia, el uso de abonos orgánicos y la siembra de cultivos de cobertura para mejorar la salud del suelo y la resistencia al clima. Además, se han desarrollado sistemas de riego eficientes para optimizar el uso del agua y reducir la vulnerabilidad a la sequía, como en el huerto de hidroponia y en la azotea verde.

Hernández señala que ha sido muy importante la participación de las mujeres de base en la planificación, ejecución y evaluación de las iniciativas, ya que aportaron conocimientos ancestrales heredados de generación en generación.

“Esta ha sido una comunidad agrícola y hay mucho conocimiento sobre la tierra, lo cual se enriqueció y retroalimentó con el aporte de una ingeniera agrónoma que nos apoyó. También es importante el ánimo y la alegría con la que se realizan las actividades de preparación de la tierra, siembra y particularmente el reparto de la cosecha. De esta manera se fortalece el trabajo comunitario para el bien común”, agrega.

Algunos de los resultados obtenidos hasta el momento:

• 100 niñas y niños, 120 mujeres y 12 hombres fueron capacitados en prácticas agroecológicas, cunicultura y gallinas de libre pastoreo.
• El proyecto fue seleccionado por el International Institute for Environment and Development (IIED) como un caso de estudio.
• La organización duplicó la meta de servir 1,500 comidas de bajo costo en su cocina comunitaria.

Como apoyadores en esta práctica, MUDECI cuenta con el Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas en Agronegocios y Agricultura Mundial (CIESTAAM) de la Universidad Autónoma de Chapingo y la Central Campesina Cardenista y la Red de Mujeres Agricultoras, Productoras y Artesanas de México.

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